Al examen imagenológico mediante radiografías y tomografías a nivel de la mano, se observa una congruencia y armonía
anatómica entre los diferentes huesos del carpo que le dan un aspecto integral uniforme y una correspondencia volumétrica con
las porciones proximales de los tres metacarpianos; asimismo, se comprueba una transición volumétrica regular entre la región
metacarpiana y los extremos proximales de las primeras falanges de los tres dedos de la mano. Otro hallazgo relevante es la
presencia de cuatro falanges en cada uno de los tres dedos de la mano a diferencia de las tres falanges en el humano. Por otro
lado, a nivel de los pies, en el tarso se observan huesos y articulaciones armónicas y que todos los componentes óseos del tarso
delinean una morfología perimétrica integral y volumétricamente congruentes entre sí y con los tres metatarsianos contiguos,
no observándose espacios o escalones en las porciones distales de la región del tarso como resultado de una supuesta
amputación del primer y quinto metatarsiano; por tanto, se nota una transición volumétrica y anatómica uniforme entre el tarso
y metatarso, así como entre la región de los tres metatarsianos y los extremos proximales de las primeras falanges de los tres
dedos del pie. Aquí también se destaca la presencia de cuatro falanges en cada uno de los tres dedos de los pies, mientras que
en humanos es solo de tres.
Por otro lado, comparado con el pie humano normal, se evidencia una morfología diferente en el hueso calcáneo
correspondiente al talón del pie; es decir se observa que el calcáneo carece de la gran protuberancia posterior y presenta en su
lugar una zona redondeada. Dicha protuberancia posterior del calcáneo otorga a los pies humanos la estabilidad de la
bipedestación y hasta permite cierto grado de inclinación corporal hacia atrás. Por consiguiente, debido a este rasgo
morfoanatómico en ambos pies del espécimen M001, se deduce que en vida este ser no podía caminar erguidamente en
perfecta verticalidad, sino que lo hacía inclinado hacia adelante; asimismo, anatomo-fisiológicamente correspondería que este
espécimen al dar un paso, le exigía tener los tres dedos del pie en posición de abducción y de “dedos en garra” para conseguir
una mayor estabilidad y “agarre” a la superficie. Esta deducción fisiológica a partir de la evidencia morfoanatómica que muestran
los pies, son biomecánicamente consistentes y se observan en todos los dedos de ambos pies. Anatómica y técnicamente en
ambos pies se evidencia que existe una extensión de la primera y segunda falange y una flexión de la tercera y cuarta falange,
lo cual les otorga a las puntas de los dedos de los pies un aspecto de “dedos flexionados o en garra”, probablemente para asirse
mejor de la superficie y estabilizar su cuerpo al caminar. También se observan otros hallazgos relevantes a nivel de la cabeza,
brazos, antebrazos y columna vertebral que difieren de la anatomía humana normal, los cuales serán descritos en reportes
posteriores.
El descubrimiento de la probable coexistencia de otras especies biológicas inteligentes en épocas preincas, no solo tiene
implicancias arqueológicas y biológicas, sino también científico-históricas, culturales, religiosas y filosóficas; pues, trastoca temas
sensibles de la sociedad que por siglos fueron considerados verdades inamovibles; sin embargo, lo más trascendente es que
puede significar un cambio de paradigma científico, histórico y cultural que podría revolucionar la conciencia humana, la ciencia,
la historia y la percepción del mundo y la vida(6-8).
Es importante enfatizar que este gran hallazgo bioarqueológico ocurre en las tierras de Nasca-Perú, donde ya existen estructuras
enigmáticas como los gigantescos geoglifos “líneas de Nasca” solo visibles desde el aire, o los pozos hidráulicos espiralados de
Nasca que son acueductos que evidencian una notable tecnología en ingeniería hidráulica. Otros hallazgos arqueológicos que
podrían respaldar la coexistencia en tiempos precolombinos de estos seres tridáctilos es la abrumadora evidencia iconográfica
tridáctila (conjunto de imágenes o representaciones de seres de tres dedos) (9) en geoglifos, petroglifos, textiles, esculturas,
cerámicos en múltiples culturas prehispánicas no solo del Perú (Fig. 2 y 3), sino de México, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina,
Colombia y Centroamérica. Esta coincidencia no puede ser producto de una imaginación colectiva ocurrida entre culturas
distantes en tiempo y espacio.
Figura 2. Evidencias iconográficas tridáctilas en petroglifos, textiles, esculturas y cerámicos en múltiples culturas prehispánicas
americanas.
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Rev méd panacea 2024 Ene-Abr;13(1): 2-5
Hallazgos morfoanatómicos de tridactília en espécimen humanoide encontrado en Nasca-Perú.
EDITORIAL