consumo de forraje obtenido a base de
agroquímicos y el uso de antibióticos,
fármacos y hormonas para evitar
enfermedades, son acumulados en el tejido
de estos animales que posteriormente serán
ofertados como carne y derivados para
consumo en los mercados.
En el caso de los productos vegetales, la
toxicidad puede incrementarse en los
alimentos si los órganos de la planta se
encuentran expuestos a la aspersión directa
durante el control sanitario, aquellos con poco
tiempo entre la última aplicación y el
momento de la cosecha y los que recibieron
productos con alto nivel de toxicidad (etiqueta
roja y amarilla). Estos residuos persisten por
un tiempo sobre la epidermis de los órganos
de la planta si se utilizaron productos de
contacto y en el interior de ellos si fueron
pesticidas sistémicos, de manera que es
difícil saber si un alimento cumplió con las
recomendaciones técnicas sobre el uso de
agroquímicos. Según estos aspectos, un
alimento de apariencia inocua puede
representar un gran riesgo para la salud de
las personas que lo consumen como es el
caso de algunas frutas como las fresas,
manzanas, peras, duraznos, uvas; hortalizas
como el tomate, papa, además de verduras
de hoja como la espinaca y el apio que son
expuestos al uso de una gran variedad de
productos fitosanitarios y convirtiéndose en
alimentos de mayor contaminación,
principalmente el tomate.
EFECTOS Y CONSECUENCIAS EN LA
SALUD
Los pesticidas pueden ingresar al cuerpo de
una persona de diferentes maneras, pudiendo
ser a través de las vías respiratorias, la boca
o piel y cuya exposición se dan en forma de
partículas de polvo, agua o vapor. En la salud
se han realizado investigaciones
principalmente a grupos de personas que se
dedican a la actividad agrícola con exposición
directa a los agroquímicos. En estos casos,
los síntomas inmediatos comúnmente
conocidos son náuseas, diarrea, ansiedad,
dolores abdominales, mareos y confusión
como producto de una intoxicación aguda y
que pueden ser graves. Por otro lado, en los
consumidores (exposición indirecta) los daños
pueden darse a largo plazo por ingestión de
alimentos tratados, pero con condiciones de
inocuidad aparentes. Cabe resaltar, que estos
residuos químicos debido a su propiedad de
persistencia se mantienen y acumulan en el
cuerpo a pesar de ingerir dosis insignificantes
pero que en un futuro puede representar un
riesgo importante.
Finalmente, se ha demostrado las
consecuencias del uso inadecuado de los
productos químicos en la producción de
alimentos respecto a la salud de todo
organismo, tanto animales como seres
humanos, siendo asociados problemas como
el cáncer, deformaciones congénitas,
alteraciones hormonales, deficiencias en el
sistema reproductivo, daños celulares,
problemas respiratorios, trastornos de
memoria, enfermedades de la piel, depresión,
abortos y enfermedades neurológicas.
Adicionalmente, se ha determinado algunos
grupos de mayor riesgo dentro de una
población, siendo principalmente los fetos,
bebés, niños y adolescentes por encontrarse
en proceso de crecimiento y desarrollo
además de las mujeres embarazadas,
lactantes o mujeres en edad fértil (19).
MEDIDAS PREVENTIVAS
Al respecto, se indica que es necesario hacer
una reglamentación en el uso y aplicación de
estos compuestos, sobre todo en los registros
y programas de vigilancia sobre la
contaminación ambiental e intoxicación.
También se considera lixiviados de los
campos agrícolas que pueden llegar a los
mantos freáticos producto de la aplicación en
exceso de los agroquímicos (12,20).
Los Organismos Internacionales, como la
FAO (Organización para la Agricultura y
Alimentación) y la Organización Mundial de la
Salud (OMS), han establecido los niveles
máximos admisibles respecto a la ingestión
de plaguicidas normalmente utilizados en